lunes, 6 de mayo de 2013

...QUE ESTÁS EN EL CIELO





          La pobre perra se echó, cerró los ojos, y durmió.



      


   Se vio atravesando un oscuro túnel, hacia una luz. Las dificultades para andar habían desaparecido; sus viejas patitas, que últimamente le había deparado más de una caída, estaban ahora firmes y seguras.





      
      Al llegar a la claridad se encontró en un idílico jardín repleto de animales. La diversidad de especies, el colorido del paisaje, los múltiples sonidos eran cautivadores.


      
      Una voz hizo que dejara de atender al entorno.

      ¿Pelusa?  preguntó un anciano de canosa barba, y grandes llaves.

      La mirada de la perra le bastó al anciano para saber que era ella.

      Pasa, bonita  dijo este.


      
      Pelusa se adentró en aquel edén, y lo primero que le llamó la atención fue ver tantas aves; desde siempre le había gustado correr detrás de ellas, en un vano intento por apresarlas. Quedó embelesada con unas de gran tamaño que enterraban su cabeza en el suelo; «a esas, les sería más difícil de espantar», pensó.

      
      A lo lejos unos ladridos le resultaron familiares.





      ¡Era Tobi, su amigo de la infancia!



















      Los dos canes alzaron las manos, y danzaron en círculos, uno alrededor del  otro, durante un buen rato.

      
     ¿Cuánto tiempo sin verte, Tobi?, ¿qué haces aquí?, ¿qué sitio es este?  lanzó ella, atropelladamente, llevada por la emoción.

      Tobi, el simpático perro de ojos saltones, esperó a que se calmara.

      


      Estás en el Cielo  comenzó diciendo. Cuando uno de nosotros muere, viene aquí, como les ocurre a casi todas las criaturas de la Creación; aunque creo que a los gatos se les debería de dar alguna vida más de las que tienen (arqueó la comisura de los labios irónicamente).




      ¿"A casi todas las criaturas"? quiso indagar ella, mientras recorrían aquel bucólico paraje.





      Los humanos no terminan en este lugar respondió Tobi, cambiando el tono de voz. Perdieron el Paraíso, y después les quitaron el Cielo. Sus almas deambulan errantes sin descanso, salvo las de aquellos que han sido buenas personas, a quien se les permite reencarnase en el cuerpo de un animal.



 

    Eso quiere decir que muchos de los que están... le interrumpió Pelusa.

      Muchos, bastantes.  

    Ella se detuvo, y observó a su alrededor, husmeando al aire; su dueña había fallecido unos años antes, y se le vino su imagen a la cabeza.

    Tobi la tranquilizó, diciéndole que no buscase a nadie, que todos los conocidos acudían, como lo había hecho él, a recibir a los seres queridos a su llegada al Cielo.





      
     Estas palabra hicieron que Pelusa decidiera regresar junto al anciano. 

     Delante de la salida del túnel, se dispuso a esperar a su dueña.





      
      La pobre perra se echó, cerró los ojos, y durmió.
      


      


      

        A mi querida Pelusa (Lusa). 
        Ojalá la vuelva a ver algún día. 
        Descanse en paz.
   







11 comentarios:

  1. Siento mucho lo ocurrido. No lo sabía. Bonito relato.

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  2. Un bonito relato, siento tu perdida. animo.

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    1. Te agradezco los ánimos, y que te haya gustado el relato.

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  3. Entrañable historia. Es hora de salir a la superficie, Antonio. Ánimo, fiera.
    Un abrazo

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    1. Gracias por la visita, y el comentario, Jose Antonio. A ver si pronto vuelve todo a la normalidad.
      Un fuerte abrazo, también para ti.

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  4. Su mirada quedará clavada en la tuya... como una rosa extiende sus raices en la tierra para brindar su aroma.

    Su lengua te dará dulces lametazos cuando llegue el momento del reencuentro y sonreirás con cada uno de ellos.

    Su corazón latirá al unísono con el tuyo y un pedacito de su alma se fundirá en la tuya... formando el corazón perfecto.

    Le pediré a la mía (mi perra "Dama") que lleva más tiempo en el cielo que la tuya, que cuide de ella.

    Un abrazo y me uno a ti con tu dolor.

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  5. Me han conmovido tus palabras, Rosa. Repito, una vez más, que escribes muy bien, escribes como solo pueden hacerlo las personas que siguen los dictados de su corazón, y el tuyo es grande y hermoso.
    Te agradezco el comentario, enviándote un abrazo.

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    1. Siempre me envias un beso... no imaginas cuánto me halaga tu abrazo, gracias amigo de alma!

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  6. Preciosa historia..Lusa seguro que también ha encontrado a Trufa y se llevarán muy bien. Serán amigas y correrán por un prado verde lleno de amapolas, sin dolor, sin necesidades, sin cadenas..libres, como el mar.. Un beso.

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