miércoles, 14 de noviembre de 2012

SOLEDADES COMPARTIDAS








          Llevo desocupado hace décadas. Al último residente, un viejo vagabundo, lo recogieron sus familiares, cuando supieron el dinero que guardaba en el banco.
      











     Fui teatro, viviendas, y hasta cine porno… ¡qué recuerdos! 

 



























     Es aburrido ser un edificio abandonado. Por mis venas ya no corre ni la luz ni el agua; no hay gritos ni suspiros; ni portazos o carreras de niños por los pasillos; un cementerio sin inquilinos, si no cuento al grupo de palomas okupas que anidan en el ático.
   



     Para colmo, la humedad está acabando con los enladrillados huesos, por no hablar de los estragos que produce el viento en mi entejada cabeza.


      Además, el curso de los años se ha llevado el brillo de los azulejos, y devora, a marchas forzadas, el enrejado de mis balcones.




     
      La única distracción que tengo es la de observar a la gente que transita por las aceras; afortunadamente doy a dos calles, lo que hace que tenga más hacia lo que dirigir la mirada.

  

     Es curioso ver tantas personas diferentes, y todas con un denominador en común: ninguna, salvo algún que otro curioso fotógrafo, mira hacia arriba; nadie sabe que estoy aquí, sobre sus prisas, detrás de esta capa de hollín.






      Solo prestan atención a mi fachada cuando una desvencijada persiana termina alfombrando la vía pública, o una teja capilar sortea sus testas.






 








          ¿Qué irán cavilando?



 

     
      Me imagino que cada uno estará enfrascado en sus ocupaciones, en la salud, en el paso del tiempo… ¡anda! ¡Mira qué casualidad! Si tuviese piernas sería como ellos, y si estuviesen cimentados, aparecerían en el callejero de su ciudad.
    





     Eso me lleva a deducir que no somos tan diferentes, entiéndanme: un bloque desangelado, en una gran urbe, y un grupo de seres humanos concentrados en sus asuntos, ensimismados en sus pensamientos, tienen más en común de lo que pudiese parecer.







     
      Como ellos, comparto la existencia con otros congéneres, deshabitados o no, con los que apenas tengo contacto; cada uno de nosotros está tan asentado en sus problemas que ignora todo lo demás; no levantamos la vista, salvo para quejarnos del tiempo, y, lo más importante, ambos vivimos en la creencia de que el hayarse rodeado de más individuos, es suficiente para estar acompañado.

     


    
      La conclusión a la que llego, desde esta altura, es que, al igual que los bípedos, mi vida transcurre en una resignada soledad compartida. 




   

12 comentarios:

  1. Preciosimas fotos..muy buenas!!.El relato es divino,autentico y al leerlo,te das cuenta,que no eres unico que comparte los mismos sentiminetos y/o deseos...BUENA OBRA LITERARIA!!...

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    1. Te agradezco, una vez más, tus palabras, y sobre todas ellas, tu interés por los relatos de este blog. Gracias.

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  2. Nostálgicamente chulo. Enhorabuena.

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  3. MUY BUENO!!,ES UN RELATO QUE TE MUESTRA COMO ESTAMOS VIVENDO HOY CADA UNO EN LA SUYA RODEADOS DE GENTE DE COSAS PERO SOLOS!! QUE TRIZTEZA NO? RECUERDO QUE MI MAMA SIEMPRE DICE NO HAY PEOR SOLEDAD QUE LA DE ESTAR RODEADO DE GENTE Y SENTIRSE SOLO!...BRAVO!!! MUY LINDO!!

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  4. Muy agradecido por tu comentario. Las madres son las personas que más saben de la vida, la dan, y miman a los seres que tienen a su alrededor. En ellas, se podría hablar, no de soledad compartida, sino de amor compartido, desinteresado y verdadero. Gracias, Rocío.

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  5. QUE AGRADABLE RELATO ...ES UNA LASTIMA VER ESTOS EDIFICIOS ABANDONADOS A SU SUERTE, SIN QUE LOS AYUNTAMIENTOS SE OCUPEN DE DARLES UN BUEN FIN COMO UNA GRAN GUARDERIA PARA GENTE SIN RECURSOS,UNA BIBLIOTECA, UN LUGAR DE REUNIÓN PARA GENTE MAYOR, UN CENTRO DE ACOGIDA PARA ADOLESCENTES O NIÑOS SIN PADRES .... UN TANTAS COSAS!!!
    QUE ES TERRIBLE VER ESTOS EDIFICIOS QUE SE CAEN DE TRISTEZA POCO A POCO COMO TAL VEZ SON LAS PERSONAS ABANDONADAS Y QUE NO IMPORTAN A NADIE !! VERDAD?????

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    1. Te agradezco el comentario, Mari Leo, y el seguimiento que estás haciendo con mis relatos.
      Respecto a este, decirte que llevas mucha razón, es preocupante el aislamiento en el que vivimos, siendo terrible en muchas personas, que como algunos edificios abandonados, están olvidadas en las calles de nuestras ciudades.
      Esta edificación que aparece en las fotos, fue el antiguo Teatro Lido de Sevilla, construido por uno de los mejores arquitectos que ha dado este pais, y ahí lo tienes a la espera de que un buen día se venga abajo.
      Como en nosotros, lo echaremos de menos cuando no exista.

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  6. Que bonito blog....me ha encantado...preciosas imagenes y palabras......desde ahora sabes que me tendras leyéndote.....
    un beso y enhorabuena.......!!!!!!!!

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    1. Gracias Eugenia. Me alegra que formes parte de mis amigos que siguen el blog. Espero que los sucesivos relatos te resulten interesantes y atractivos. Un beso.

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  7. Que bonito..como va saliendo ls historia del edificio, uno de tantos,que está en es forma..al mismo tiempo tiene un toque romántico nostálgico sin igual...precioso te lfelicito Antonio...

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    1. Te agradezco el amable comentario. Me alegra el saber que te ha atrapado el relato, y que te ha gustado. Gracias por todo, Rosario. Un beso.

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